Andrew Kaufa, smm, coordinador de AMECEA de Comunicaciones sociales
El proverbio Chewa Anayamwila ku bere, cuya traducción literal es “Él/Ella maman de la madre”, subraya la filosofía del Catholic Care for Children (CCC), movimiento que estipula que el mejor entorno de socialización primaria y crecimiento holístico del niño es el entorno familiar. Esto mismo se subraya en la carta de san Pablo a la comunidad cristiana de la ciudad de Éfeso, donde recordaba a los padres que su deber no era sólo proporcionar alimento y casa a sus hijos, sino también “criadlos en la disciplina e instrucción del Señor” (Efesios 6, 4).
En esta revista, el secretariado de AMECEA ofrece historias sobre las actividades de las religiosas católicas en África oriental, del cuidado holístico de los niños abandonados, huérfanos, con discapacidad física o mental o cuyas madres están en prisión. Concretamente, se refieren a las actividades de la CCC en Kenia, Uganda y Zambia. También reconocemos la reciente incorporación de la Asociación de Religiosas de Malawi (AWRIM) al movimiento. Gracias a la Fundación Gerald y Henrietta Rauenhorst (GHR), esperamos que pronto podremos contar muchas otras historias con buenos resultados de otros países de la región y más allá, para que esta revista se convierta en una plataforma para compartir las mejores prácticas en el cuidado de los niños y para construir sinergias.
De las historias documentadas en la revista, se desprenden dos temas clave que destacan en el movimiento y, además, ambos reclaman insistir en el ámbito regional y nacional como estrategia. En primer lugar, vemos en las historias la necesidad de fortalecer a las familias en África oriental para que los niños no acaben en instituciones de acogida sino que crezcan en el entorno ideal, la familia, donde se respete su dignidad como seres humanos. Las historias que provienen de la Asociación de Religiosas de Kenia (AOSK) y de la Asociación de las Religiosas de Zambia (ZAS) son fuente de inspiración no solo para las religiosas, sino también para las instituciones católicas y para todos los agentes pastorales que trabajan en los apostolados de la familia y el cuidado infantil.
En segundo lugar, de las historias hemos aprendido que los niños que, finalmente, van a instituciones deben ser reintegrados lo antes posible a la familia. Los esfuerzos realizados por las religiosas en Uganda y Zambia para garantizar que el cuidado de los niños sea fuera de las instituciones ponen en evidencia la necesidad de que la Iglesia y el gobierno trabajen juntos para establecer políticas que favorezcan que los niños permanezcan en entornos familiares.
De hecho, ¿quién se hace responsable de criar a los niños en este ambiente deseado? En esta tarea debemos implicarnos todos: los socios donantes, los trabajadores sociales, las ONG, los apostolados familiares de la Iglesia y los servicios gubernamentales responsables de garantizar que se respeten los derechos de los niños. Pero, el papel de la familia y de la comunidad local es una condición sine qua non.
Felicitamos a las religiosas miembros de las Conferencias por defender esta reforma en la región. Y por nuestra parte, como responsables de las Comunicaciones Sociales de AMECEA, nos comprometemos a cumplir nuestra misión de apoyar sus esfuerzos. Conscientes de la fortaleza de los departamentos pastorales y otras comisiones de las diócesis y conferencias episcopales, hacemos una llamada a colaborar con esfuerzo para realizar reformas en la forma de cuidado de los niños ofrecido en la mayoría de los casos. Nos gustaría asegurarnos de que todos y cada uno de los niños de la región crezcan en una familia donde se les garantice el cuidado católico holístico.
Nuestro agradecimiento a la Asociación de miembros de las Conferencias Episcopales de África oriental por el uso de este artículo de la revista AMECEA, julio 2022.
