Llamados a responder
La tradición cristiana tiene una historia de hombres y mujeres que han respondido a la llamada de Dios a cambiar la situación a través de la formación de comunidades de amor, compasión y justicia para todos. Los santos, incluidos los fundadores y fundadoras de congregaciones religiosas y muchos otros, identificaron los signos de su tiempo e hicieron frente a los desafíos de su época imaginando un mundo donde los seres humanos pudieran gozar de la dignidad y el valor que Dios les había otorgado en la comunidad humana. Tenían la intención de crear soluciones tangibles que moldearan y formaran comunidades religiosas y cívicas para su tiempo.
Recorriendo el mismo camino, estamos llamados a comprometernos a encontrar soluciones más eficaces a los desafíos más difíciles de la actualidad. Estamos llamados a responder. En 2015, en la apertura del Año de la Vida Consagrada, el Papa Francisco pidió a todos los consagrados “despertar al mundo”, para testimoniar al mundo que hay otra manera de ser, actuar y vivir.
Carisma y sociedad
La tradición social de la iglesia católica nos recuerda que debemos leer los signos de los tiempos y responder a la llamada de Dios en las realidades concretas de nuestro tiempo. El Espíritu ofrece dones concretos, o carismas, para ser vividos en respuesta a las llamadas de Dios y a las necesidades de la sociedad. El Espíritu permanece entre la humanidad para indicar lo que necesitamos cambiar y mostrarnos un nuevo camino. El Espíritu, como fuente de todos los carismas, es creador y transformador. Los fundadores y fundadoras religiosas fueron testigos de los carismas no estáticos a través tiempo. Siguiendo sus pasos, estamos llamados a adecuar nuestros carismas a las necesidades y los gritos del mundo.
Responder al grito de los niños y de los más vulnerables
“Defiende los derechos del huérfano; defiende la causa de la viuda” (Isaías 1,17)
La historia nos muestra cómo los religiosos han respondido al grito de los niños y de los vulnerables como lo exigían sus carismas. Muchas congregaciones religiosas respondieron a las necesidades de cuidado y protección de miles de niños a través de las instituciones, que por aquel tiempo -y para algunos también para el día de hoy-, era el método de cuidado conocido, aceptado y solicitado.
La creatividad guiada por el Espíritu nos pide que estemos abiertos a las realidades del mundo, ya que los desafíos y la complejidad de los problemas actuales exigen soluciones duraderas y sostenibles.
En todo el mundo, millones de niños corren el riesgo de perder el cuidado de su familia. Muchos son especialmente vulnerables porque el cuidado de los padres es tan deficiente que complica su desarrollo.
Todos estos niños necesitan apoyo para permanecer con sus familias en un entorno sano, feliz y seguro, en otras palabras, un entorno familiar cariñoso. Sin embargo, si consideramos el papel fundamental que desempeña la familia en el desarrollo de los niños, es claro que muchas familias luchan por satisfacer las necesidades físicas y emocionales de sus hijos y están sujetas a fuerzas sociales, económicas y ambientales que aparentement están fuera de su control. Si bien las leyes internacionales relacionadas con los niños garantizan los derechos del niño a una familia y exigen que los gobiernos y todas las demás partes interesadas encuentren todos los medios posibles para garantizar una familia para cada niño, hay muchos casos en los que las familias y las comunidades no son un lugar seguro para los niños, que pueden experimentar violencia y abuso en manos de sus familiares, parientes y vecinos.
Tenemos que hacer una pausa y reflexionar. ¿Qué nos llama el Espíritu a hacer? ¿Cuál será nuestra respuesta a los gritos de los niños que necesitan cuidado y protección? ¿Cerrar instituciones conllevará consigo soluciones? ¿La construcción de más orfanatos será la respuesta?
Una llamada de atención
Estamos llamados a soñar a lo grande para encontrar un futuro mejor y más sostenible para los niños bajo nuestro cuidado y para las personas vulnerables a la pérdida del cuidado de los padres en nuestro tiempo. Podemos estudiar la situación de los niños que necesitan cuidado y protección desde una perspectiva teológica que incluye el proceso de reflexión/acción de ver, juzgar y actuar. Este proceso puede ser muy útil para ver el problema desde una perspectiva más amplia y hacer que el carisma del cuidado sea relevante en nuestro contexto de hoy. El proceso nos adentra profundamente en el problema a través de:
“El planeta se está debilitando porque la humanidad se ha restringido a un contexto demasiado pequeño. Ya no podemos decidir solo lo que es mejor para un grupo (congregación) o una cultura, sino que debemos desplazarnos hacia un contexto más amplio, a nivel planetario. Nuestras decisiones afectarán a miles de generaciones futuras. Somos el Universo como un todo reflexionando sobre sí mismo en este lugar concreto.”
Brian Swimme, The Powers of the Universe
Una llamada de atención
Estamos llamados a soñar a lo grande para encontrar un futuro mejor y más sostenible para los niños bajo nuestro cuidado y para las personas vulnerables a la pérdida del cuidado de los padres en nuestro tiempo. Podemos estudiar la situación de los niños que necesitan cuidado y protección desde una perspectiva teológica que incluye el proceso de reflexión/acción de ver, juzgar y actuar. Este proceso puede ser muy útil para ver el problema desde una perspectiva más amplia y hacer que el carisma del cuidado sea relevante en nuestro contexto de hoy. El proceso nos adentra profundamente en el problema a través de:
- Observar los signos de los tiempos
- Revisar qué vemos a través de la lente del análisis social y de la fe
- Buscar formas, desde la fe y significativas, de responder a lo que se ha reflexionado
Ver
Experimentar y ver la realidad vivida de los niños. Millones de niños en el mundo carecen del cuidado de los padres o son vulnerables a la pérdida del cuidado de los padres. Se estima que el 80% de los niños en orfanatos tienen un padre o familiar que podría cuidarlos si se le proporcionara estructuras de apoyo. La pobreza es una de las principales razones por las que los niños son emplazados en instituciones residenciales. Los estudios han demostrado el impacto negativo en la vida de los niños del cuidado en instituciones a largo plazo: en el crecimiento físico, cerebral y relacional, y en el desarrollo lingüístico, cognitivo, emocional y social. La gravedad de los efectos aumenta con la dimensión de la institución y la duración de la estancia.
¿Qué hemos visto y vivido sobre esta realidad en las historias de los niños que han vivido en instituciones y en los cuidadores?
Juzgar
El análisis social nos invita a examinar un cuadro más completo de las situaciones sociales que contribuyen a que los niños carezcan o estén en riesgo de perder el cuidado de los padres. ¿Por qué los niños viven en entornos institucionales? ¿Cuáles son los aspectos sistémicos y estructurales más profundos que impactan y conducen a separar a los niños de sus familias y amenazan su seguridad, bienestar y desarrollo? Necesitamos analizar los factores sociales que contribuyen al problema social.
La reflexión teológica nos invita a investigar las experiencias y su análisis más profundo en diálogo con nuestra tradición religiosa y nuestra fe. De este encuentro, obtenemos conocimientos y significados nuevos. ¿Qué exige de nosotros la Escritura y la Doctrina Social de la Iglesia católica? Cómo cuidó la primera comunidad cristiana a las viudas y a los huérfanos? Si nuestros fundadores y fundadoras vivieran hoy, ¿cuál sería su respuesta a los niños que necesitan cuidado y protección?
Actuar
Estamos invitados a tomar medidas para ayudar a los niños que no tienen o corren el riesgo de perder el cuidado de sus padres. Hay muchas razones para emplazar a los niños en el cuidado institucional. Cuando seguimos el proceso de reflexión, nuestra respuesta a los problemas de los niños que no tienen o corren el riesgo de perder el cuidado de los padres va más allá de tratar los síntomas del problema, para llegar a las raíces del problema. Se deben tomar medidas para:
- Cambia la situación
- Tratar las causas profundas que contribuyen a que los niños carezcan o estén en riesgo de perder el cuidado de sus padres.
¿Qué se nos está revelando? ¿Qué se nos está moviendo? ¿Qué se nos está preguntando?
¡Convertirse en videntes! “El vidente ve algo que todavía no es; sabe que hay algo que va a surgir; y actúa de modo que ese algo surja de una manera nueva”, dice la Hna. Ilia Delio. Sus palabras son aplicables a todos nosotros, especialmente a las personas apasionadas, dedicadas y comprometidas en hacer posible que la vida de las personas que están excluidas de la sociedad y privadas de la dignidad y derecho que Dios les ha dado a vivir como seres humanos plenos experimente cambios. La vida religiosa, especialmente la vida religiosa femenina, está en la vanguardia de la atención y protección de los niños. Los religiosos de todo el mundo se están convirtiendo en videntes-visionarios; sueñan y actúan para hacer realidad su ideal: lograr un cambio sostenible y duradero en la vida de los niños que están a su cuidado. Están preparados para preguntarse con mayor profundidad el motivo por el cual los niños no tienen o corren el riesgo de perder el cuidado de los padres, y para encontrar el modo de hacer más para lograr un desarrollo positivo y holístico de los niños. Las Escrituras, las ciencias sociales y el derecho internacional dicen que el mejor entorno para crecimiento de un niño es una familia sana y acogedora. La familia ofrece el amor, la educación, la estabilidad, la protección y el cuidado que son parte integral del desarrollo sano de un niño. Existe un movimiento creciente entre los responsables de formular políticas internacionales y nacionales, las agencias de misiones, las organizaciones no gubernamentales y las organizaciones religiosas para reconocer que todos los niños merecen una familia y esforzarse por garantizar que los niños sean cuidados en familias.
Las políticas, las prácticas y el apoyo a los niños están pasando del cuidado dependiente de instituciones al cuidado centrado en la familia. Cada vez hay más proveedores de cuidado en instituciones que están haciendo la transición hacia modelos de cuidado de los niños en la familia, ya sea reintegrando a los niños en su familia original o apoyando el cuidado alternativo centrado en la familia. Catholic Care for Children International se esfuerza por ayudar a las religiosas a leer los signos de los tiempos y ofrecer el mejor cuidado posible a los niños. Catholic Care for Children International invita a los religiosos a formar parte de este movimiento, dirigido por hermanas e impulsado por un carisma comprometido con la reforma del cuidado. Únanse a nosotros para encontrar una familia para cada niño. Juntos podemos eliminar los obstáculos que impiden que los niños disfruten del amor, el cuidado y la protección de sus familias biológicas. Juntos podemos encontrar otras alternativas sanas y positivas para los niños que no tienen familia biológica, asegurando su derecho a crecer en una familia. Ahora es el tiempo. Estamos llamados a llevar esta esperanza a los niños.
Este artículo es de la publicación “Una familia para cada niño”. Lea la publicación completa clicando aquí.
