Encontrar soluciones duraderas a los desafíos que enfrentan los niños es una preocupación mundial crucial. El verdadero cambio ocurre cuando las comunidades crean entornos seguros, sólidos y enriquecedores donde los niños y jóvenes pueden prosperar y alcanzar su extraordinario potencial. Para hacer realidad la visión de Catholic Care for Children International (CCCI), donde cada niño crece en un entorno familiar o similar al familiar, las soluciones impulsadas por la comunidad son clave para apoyar a las familias y permitirles cuidar de sus hijos.
Esta visión se ilustró con fuerza durante una visita al programa comunitario de protección infantil dirigido por las Hermanas del Buen Pastor en Sinnapaduwa , en la provincia noroccidental de Sri Lanka. El 8 de junio de 2025, miembros de CCCI de África y Filipinas tuvieron la oportunidad de presenciar de primera mano esta inspiradora iniciativa comunitaria.
Guiadas por la convicción de que «se necesita una comunidad para criar a un niño», las Hermanas del Buen Pastor lanzaron el proyecto en 2016. El programa busca crear un entorno protector para la infancia, empoderando a la comunidad local para que asuma la responsabilidad colectiva de su seguridad y bienestar. Sigue un enfoque de abajo a arriba, basado en los derechos, basado en el empoderamiento y la participación activa, especialmente de mujeres y niños.
Una característica destacada de la iniciativa es su sólida estructura de organización comunitaria: 76 Grupos de Autoayuda (GAA), agrupados en 7 Asociaciones a Nivel de Clúster (ANC) y unidos bajo una sola Federación. Estas estructuras van mucho más allá del apoyo económico: son plataformas de empoderamiento social, político y espiritual que ayudan a fortalecer las familias y a proteger a los niños vulnerables.
Durante la visita de exposición, las participantes interactuaron con una asociación de clúster y dos grupos de autoayuda que gestionan pequeñas empresas, como la producción de aceite de coco, el envasado de té y la fabricación de batik. La cálida bienvenida y la franqueza de las mujeres participantes aportaron valiosas perspectivas, aprendizaje e inspiración.
Los niños pertenecen a las familias, pero muchas familias enfrentan desafíos que les impiden brindar una atención adecuada.
Esta visita reafirmó una lección vital: empoderar a las familias y las comunidades debe ser la base de nuestras soluciones . Las Hermanas del Buen Pastor lo demuestran eficazmente mediante diversos enfoques, en particular a través de los Grupos de Autoayuda, para fortalecer tanto a las familias como a las comunidades.
A medida que los participantes reflexionaban sobre su experiencia, quedó claro que una reforma del cuidado basada en la participación comunitaria no solo es posible, sino también poderosa. Estas experiencias compartidas en Sri Lanka seguirán inspirando e informando los esfuerzos globales hacia un futuro donde cada niño esté seguro, amado y cuidado en el seno de una familia.
